top of page

NO TODO ES COVID...

No todo es Covid…¡También estoy yo! 20 de Enero 2022


¡también estoy yo!


Estamos tan obsesionados con la pandemia que olvidamos que el ser humano necesita hablar, ser escuchado y, para nada, ser juzgado.

Hoy la protagonista seré yo y no el maldito COVID.

Estando ahora en la habitación de un hotel me atrevo a escribir mis pensamientos. Aún recuerdo el día que leí mi trabajo de final de máster de sexología donde todo se centraba en fantasías o ensoñaciones. Ahora no preparo ningún estudio, sólo quiero escribir realidades, mis realidades. En estos momentos de silencio, me refugio en mis pensamientos repitiéndome como muchas otras veces que debo estar dispuesta a aceptar que hay algunas cosas de mi vida que se están yendo. Reconozco que ese aceptar, es admitir que me equivoque con las expectativas creadas en mi mente. Los golpes a mi concepto ideal de sensatez, humildad y respeto, cuesta verlos desvanecer por el camino. Llegar a pensar que todas estas desilusiones han sido o serán para mí un aprendizaje, como dicen muchos de los gurús, es vivir en el mundo de Yupi. La verdadera realidad, es que muchas de las situaciones vividas a lo largo de mi vida y algunas no muy lejanas, han causado dolor, frustración e impotencia suficiente como para ser parte de mis complejos actuales. Tranquilos, no soy negativa, amo la vida y si debo utilizar la palabra aprendizaje es para decirles que aun con algunas heridas abiertas, he descubierto que mi resiliencia es increíble y mi apasionada sonrisa por la vida, también.

La gente que me quiere, que me envidia, que me ama, que me odia o que no sabe lo que siente cuando están a mi lado; juzgan lo que según su percepción creen que ven. Algunas, incluso se atreven a opinar sin conocer toda la realidad. Ven una mujer fuerte y tengo la suerte que encima me ven triunfadora (esta palabra estoy aprendiendo a valorarla desde la humildad y entender que el triunfo no es ser famosa, ni ganar más dinero, el verdadero triunfo es que hay mucha gente que me quiere y que buscan mis conocimientos, mis palabras y acciones para conseguir sus propios éxitos).


Mis fantasmas internos

Abusada de pequeña, acomplejada por las burlas y risas de partes de mi cuerpo en la adolescencia, anoréxica bulímica en mi juventud y diagnosticada de psicosis maniacodepresiva en mi carrera. Paso a hacerles un resumen de como mi vida ha transcurrido para ser la Mónica que ustedes conocen actualmente: De pequeña, según me han contado mis padres la masturbación formaba parte de mi día, incluso, me llevaron al psicólogo y este les dijo que me dejaran disfrutar de la vida (menos mal). Creo que, por eso, hoy soy la picara que algun@s ya conocéis. También y cambiando de tercio, fui abusada de pequeña. Circunstancia que confieso por primera vez y que nadie conocía. Esa faceta de mi vida no creo que me haya marcado ni positiva ni negativamente, simplemente ha hecho que vea la sexualidad desde otra perspectiva. Lo que sí marcó mi infancia hasta la fecha, fueron las risas y burlas de determinados familiares sobre partes de mi físico. Hoy en día, esas mismas personas solo hablan maravillas de mí y sinceramente, no creo que ninguna de ellas sea consciente de lo que sus comportamientos llegaron a causarme.


Sigue la vida y la escuela tampoco me dio tregua. La comparación y juzgar mi imaginación estaban a la orden del día. No siendo estos dos aspectos motivos de opiniones gratuitas, también me brindaron continuos suspensos hasta llegar a octavo. Se reirán, pero en septiembre no sacaba solo la recuperación de las malditas asignaturas lenguaje y matemáticas, sino que me ponían un 10. Para aquellos que no lo saben, de adulta se dieron cuenta que yo era disléxica, pero ese es ya otro cantar.

Para resumir y no ir haciendo un detallado escrito de mi vida, saltare parte de mis estudios hasta llegar a la universidad. Aún recuerdo en mi carrera suspenderme unas prácticas una supervisora por problemas de autoestima (vamos a dejarlo así, por no decir la realidad de sus complejos). Este percance, supuso retrasar la entrega de mi título de finales de junio a septiembre. No tuve que repetir las prácticas, solo tuve que ir al psiquiatra *Dr. Álvarez* porque se atrevieron a diagnosticarme psicosis maniacodepresiva ¿cuál fue la sorpresa del médico al conocerme? Que ni tenía ni A ni B y me recomendó irme del hospital ahora que ya tenía el título. Esa opción la descarté. Huir era regalar una batalla que yo no había empezado.


Así que trabaje en el propio hospital a sabiendas que me evaluaban. Conseguí una plaza fija y fue entonces, cuando una vez tenía mi plaza, que me fui. Había ganado mi seguridad mental o al menos en lo que hacía referencia a esa etapa de mi vida.

Mis sucesivos trabajos no han estado libres de envidias, calumnias y traiciones. Podría atreverme a decir que mi mejor momento profesional a nivel mental, llegó sobre el 2015. Lo sé. Ha llovido muchísimo y mi edad había ido sumando años sin tener tiempo a aburrirme, llorar y volver a reinventarme.

Si les soy sincera, el creer en Dios, a mí me ha ayudado muchísimo.

A estas alturas aún me pregunto por qué soy (y no digo he sido) tan injusta conmigo misma. Por qué tengo tan ancladas esas creencias negativas hacia mi persona y he sido tan tonta de otorgar autoridad a las mentiras repetidas, a silencios sin respuesta, a críticas por envidia, a respuestas con excusas ¿por qué?


Porque no sé desterrar lo dañino y potenciar los buenos momentos (que son muchos), con las personas que realmente me enseñan, las que me dan oportunidades, las que creen en mí y sobre todo confían. Hoy es de aquellos días que sigo sintiendo cuando llega la noche y mi salud se ve resentida por los miedos de mis pensamientos, un vacío que me anula, un nudo en mi garganta que hace temblar mis palabras, un deseo de demostrar que supero todo…un deseo de no poder más y decirme ¡Basta ya!

Yo soy la voz de muchas personas que como yo viven la vida con pasión y necesitan ser y sentirse parte de la vida, no una voz detrás de una estúpida pantalla. Hoy quiero pedirles que entre todos recuperemos la humanidad observando a nuestro alrededor, priorizando lo que nos alimenta el alma más que el bolsillo (importante ganar dinero, pero ese es un resultado y no un propósito de vida) y digamos de verdad un “tú me importas” y no una palabra vacía de contenido por el simple hecho de quedar bien.

Un vaso tiene que llenarse primero para poder compartirse. Lo mismo ocurre con el amor. Quiérete tu primero para poder regalar tu mejor versión a todas aquellas personas que quieren compartir contigo de forma parcial o entera, tu revolucionaria, interesante y también por qué no, divertida vida.





197 visualizaciones0 comentarios
bottom of page